Hoy quiero contarles una historia real, sucedió hace unas semanas en mi casa de forma inesperada. Una mañana, escuchando unos ruidos en la puerta principal, decidí abrir para ver quién estaba allí, nos encontramos un hermoso perro, juguetón, le calculo unos 12 meses de edad, se notaba que no era callejero, estaba limpio, bien alimentado y con un hermoso pelaje. Mi hijo de 3 años, al verlo le decía: ¡Ay perrito, tú no vives, tú no vives!, refiriéndose a que estaba equivocado de casa. Mi esposa me recordó rápidamente, no lo podemos dejar entrar, soy alérgica; sin embargo, lo atendió alimentándolo y dándole cariño.
Más tarde, no lo volví a ver y preocupado me preguntaba ¿quién será su dueño? ¿de dónde vendrá? ¿por qué lo echaría a la calle?. Al día siguiente, llegando a mi casa, nos encontramos al perrito, ya le tenía un nombre "Tito". Me sorprendió ver a mi cuñado jugar con él, pues, a la familia de mi esposa no le gustan los animales. Por el contrario, en mi infancia tuvimos un maravilloso perro que nos acompañó por diez años. Hoy consciente de la responsabilidad que eso implica, decidí nunca más tener una mascota en apartamento. Por ello, no quice tocarlo, para no encariñarme. Después de un rato, lo dejamos en la planta baja del edificio y nunca más lo volvimos a ver.
En esta historia veo tres tipos de personas en posiciones distintas frente a las mascotas: la primera, es alguien que no supo cuidar a Tito, tal vez, no lo educó y cansado lo echó a la calle. La segunda, es alguien que lo encontró, le gustó, le dedicó un "tiempito", pero, no quizo hacerse cargo de él. Y la tercera persona, es alguien que ha tenido la experiencia de tener una mascota, conoce lo que implica tenerla, sin embargo, decidió nunca más tener otra.
Tito representa el propósito de Dios para tu vida. A diario veo personas que caminan sin dirección en la vida, que andan brincando de aquí para allá, vagando en muchas cosas que no conducen a algo concreto. Hoy te pregunto ¿qué estás haciendo con el Propósito de Dios para tu vida?.
Una de las definiciones de propósito que encontramos en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia (RAE), lo define como: "Algo que es adecuado u oportuno para lo que se desea o para el fin a que se destina". Jeremías 29:11 expresa las intenciones de Dios para nosotros: "Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (RVR1960).
S. Mateo 28:19-20 marca claramente el propósito de Dios para nuestras vidas, es una orden dada por nuestro Señor Jesucristo que debe cumplir todo ser humano. Nuestra misión es "...id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (RVR1960).
Utilizando la historia de Tito como parábola, encuentro a tres tipos de personas que perdieron su propósito en la vida:
- El pasaje 1 Reyes 11:9-12, habla de Salomón quien se apartó de Dios para seguir a otros dioses. Esta es una persona que se envaneció, se apoyó en su intelecto, en su propia opinión y sacó el propósito de Dios de su vida.
- La segunda persona, la describe S. Marcos 4:18-19 en la parábola del sembrador como la semilla que cayó entre espinos. Es alguien que le gusta ir a la iglesia, participar en las "actividades", pero, nunca se ha comprometido alegando que necesita tiempo para su familia hijos, universidad, trabajo o negocio.
- La última, sirvió al Señor por muchos años, dió mucho fruto, ganó grandes batallas, alcanzó un liderazgo importante; pero, se cansó de hacerlo y prefiere pasarle el roll a la generación emergente. Esto aconteció a doscientos guerreros de David (1 Samuel 30:10) cuando peleaban contra los amalecitas.
Reflexiona en cómo has vivido este tiempo, ¿qué estás haciendo con el Propósito de Dios para tu vida?. Debemos ser humildes y reconocer que muchas veces lo que pensamos no es lo que estaba escrito para nosotros (Isaías 55:8), si queremos conocer la voluntad del Padre debemos renovar nuestro entendimiento (Romanos 12:2) y asumir nuestro llamado (Romanos 11:29).
Concluyo diciéndote que "Naciste para un Propósito de Divino, no lo abandones".